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Imagen de archivo de Margarita Salas en su despacho.
«Trabajé mucho para salir adelante y pasar de ser 'la mujer de' a ser Margarita Salas»

«Trabajé mucho para salir adelante y pasar de ser 'la mujer de' a ser Margarita Salas»

Investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa

Maite Mayayo

Lunes, 23 de enero 2017, 21:50

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La gran dama de la investigación científica en España se llama Margarita Salas (Canero, Asturias, 1938); una 'rara avis' de los años 60, a la que -tal vez de forma inconsciente- le tocó poner una pica más alta que la de Flandes en una sociedad adormecida por la dictadura y vasalla del machismo, en la que ellas eran invisibles y sólo podían aspirar a ser 'la mujer de'. Ella logró ser Margarita Salas, a secas; es investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, pionera de la biología molecular en nuestro país, discípula del Nobel Severo Ochoa en EEUU, autora de cientos de publicaciones y miembro de varias academias científicas y de la RAE... Este lunes ha estado en Logroño para ofrecer la conferencia 'Mujer y ciencia: mi propia experiencia', en el aula magna del edificio Quintiliano de la UR.

-Le tocó abrirse camino en una sociedad hegemónicamente masculina y discriminatoria pero lo logró y fue pionera. ¿Era consciente de las barreras que iba derribando?

-Cuando empecé la tesis doctoral en 1961 se pensaba que las mujeres no valíamos para la investigación. Eso suponía, por ejemplo, que mi director de tesis, Alberto Sols, no confiara en mí. Yo era invisible. Era consciente y me sentía muy discriminada. Cuando le pedí que fuera mi director iba con una recomendación de Severo Ochoa y gracias a ella me aceptó. Años después al volver de Estados Unidos, Sols contó esta anécdota: 'Cuando Margarita vino a mi despacho pensé, ¡bah, una chica; le daré poca importancia porque si no lo saca no pasa nada'. Esa era la mentalidad sobre lo que se podía esperar del trabajo científico de la mujer.

-Junto a su marido, Eladio Viñuela, fue a Nueva York, al laboratorio de Severo Ochoa. ¿La ciudad de los rascacielos supondría un gran impacto para una joven pareja que llegaba de una dictadura?

-Éramos como los paletos que venían del pueblo que era Madrid y llegaban a la capital que era Nueva York. Desde el punto de vista científico era fantástico, pero también en cultura había enormes posibilidades. La película 'Viridiana' de Buñuel no se podía ver en España y nos fascinó.

-Usted y su marido eran investigadores y Severo Ochoa evitó que usted se convirtiera para siempre en 'la mujer de'.

-Él tuvo el acierto de ponernos en grupos separados. Irónicamente dijo: 'Así por lo menos aprenderéis inglés'. Él quería que cada uno desarrollásemos nuestra investigación independiente. A los dos nos fue muy bien. Regresamos a los tres años y decidimos hacer un trabajo conjunto -que es lo que sigo yo haciendo con el virus bacteriano PHI-29- porque sabíamos que la vuelta iba a ser muy difícil. España era un desierto científico y nosotros queríamos desarrollar la biología molecular. Dentro de nuestro laboratorio no teníamos problema de discriminación, pero de cara al exterior yo era la mujer de Eladio Viñuela. Eladio era una persona muy generosa y decidió abandonar este estudio y empezar otro sobre el virus la peste porcina africana. De esa forma yo podía demostrar a mis colegas si era capaz de salir adelante independientemente. Trabajé mucho; Eladio me ayudó y me apoyó y salí adelante y pasé de ser 'la mujer de' a ser Margarita Salas.

-Hubiera sido más fácil quedarse en EEUU .

-Evidentemente. Cuando llegamos a España en 1967 no había financiación para investigar. Si pudimos empezar fue gracias a que nos trajimos una ayuda de EEUU. Nos planteamos quedarnos allí, pero queríamos desarrollar la biología molecular que habíamos aprendido y darnos una oportunidad. La cosa fue marchando y a los pocos años empezó a haber ayudas para investigar. Y aquí estoy.

-¿Qué valores le transmitió Severo Ochoa?

-Sobre todo la rigurosidad en el trabajo y la dedicación a la investigación. La bioquímica era su hobby.

-Usted lleva décadas estudiando el virus PHI-29. Cuando se asoma al microscopio ¿qué mundo se le abre, qué ve ahí que se ha convertido en el núcleo de su vida?

-Empezamos el estudio de PHI-29 porque era un virus pequeño. Tenía sólo 20 genes y podía ser más fácil iniciar su estudio molecular. Realmente, se hizo una buena elección porque este virus nos ha dado muchas satisfacciones y resultados...

-Y mucho dinero al CSIC. El PHI 29 se ha convertido en la patente que más dinero ha hecho ganar al CSIC.

-También dinero. La polimerasa de este virus es única y tiene unas propiedades fantásticas desde el punto de vista biotecnológico. Fue una patente muy rentable.

-Si la tecnología de hoy hubiera estado cuando trabajaba Severo Ochoa, ¿a dónde habría llegado?

-Él llegó a lo máximo posible. Ahora hay más tecnología y a lo mejor las cosas son más fáciles que en ese momento pero se suplía con imaginación y con mucho trabajo.

-La situación de la mujer ha mejorado pero se le resisten los puestos directivos.

-Me gustaría que las mujeres pudieran llegar a ocupar los puestos que les corresponde por su trabajo y capacidad. Que no haya discriminación negativa; tampoco positiva, no quiero las cuotas, no quiero que a la mujer se nos dé nada por ser mujeres, que se nos dé por lo que valemos. Hay que luchar mucho pero también es cierto que en nuestros laboratorios empiezan la tesis doctoral más mujeres que hombres y éstas seguirán un futuro profesional de investigación. Es verdad que la mujer tiene más dificultades para tener una familia, ser madre, pero la sociedad tiene que dar facilidades.

-¿Qué le parece la política para impulsar el retorno del talento? ¿Puede regresar nuestra cantera?

-El problema es que las posibilidades son muy escasas para los que quieran volver a España. Hay pocos puestos de trabajo, hay poca financiación. Lo ideal es acabar la tesis doctoral, ir 3 o 4 años al extranjero a hacer una fase postdoctoral y luego volver a España. Pero, en este momento, está muy limitado por la falta de medios. En la actualidad se puede perder una generación de investigadores.

-¿Y qué hace una científica como usted en la RAE?. Por cierto, Ángel Martín Municio, un riojano, respaldó su ingreso.

-Sí, fue profesor mío en la facultad en bioquímica y con él di los primeros pasos en esa asignatura. En la RAE, tenemos una comisión de vocabulario científico y técnico y la misión es introducir términos científicos siempre que sean de uso general. Son los jueves, también estoy en la comisión delegada y por la tarde en el pleno.

-¿De dónde saca tantísima fuerza para hacer tantas cosas y distintas?

-Porque me gusta todo lo que hago. La investigación es una pasión. Y las academias, conferencias... todavía tengo fuerzas para eso.

-¿Qué le diría a un chaval que piensa iniciar una carrera científica?

-Que trabaje mucho y muy duro. Sin trabajar no va a conseguir nada. Trabajar duro, con entusiasmo y dedicación. Trabajo, trabajo y trabajo, que es lo que yo he hecho en la vida.

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