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Luis Ángel y Raúl, esta semana en Logroño. Junto a estas líneas, padre e hijo en la época del primero como alcalde de Alberite. :: juan marín
De casta le viene al galgo

De casta le viene al galgo

Raúl y Luis Ángel Ausejo representan distintas generaciones de un compromiso marcado por el cambio de los tiempos y otra visión de los partidos

TERI SÁENZ

Sábado, 28 de febrero 2015, 22:40

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En la casa que los Ausejo tienen Alberite se hablaba poco de fútbol, cuestiones familiares o chascarrillos del pueblo a la hora de comer. A principios de los 90, las conversaciones que presidían desde el primer plato hasta el postre siempre tenían la política como tema monográfico. Raúl apenas había cumplido 8 años y su padre Luis Ángel rondaba 37, pero la diferencia de edad no era obstáculo para que el mocete asistiera (y participara) un día sí y otro también a encendidos debates sobre proletariado, progreso o proyectos para el municipio frente a un plato de caparrones.

Aquel niño se ha convertido hoy en el recién elegido secretario general de Podemos La Rioja y su progenitor sigue siendo para la historia el último alcalde que tuvo el PSOE en Alberite (1987-1991). «He mamado las ideas socialistas desde que tengo uso de razón», reconoce Raúl al lado de su padre que, ya jubilado, sigue colaborando con su partido «de toda la vida» a nivel local aunque un fallo burocrático desde Madrid y el consiguiente cabreo le hicieron dejar la militancia formal.

La saga política se extiende más allá. Con su hermano Ignacio diputado en su tiempo en el Parlamento de Navarra además de secretario general de UGT-Metal en la Ribera del Ebro y el primo carnal Antonio ejerciendo aún como concejal en el pleno alberitense tras haber ocupado la Alcaldía de 1983 a 1987, Luis Ángel encarna a una generación entera que tras la muerte de Franco dio el paso para intentar construir un nuevo tiempo. «Estábamos huérfanos de todo, no había nada; ni libertades ni derechos ni servicios», rememora para describir un recorrido que le llevó a ser elegido como delegado en las primeras elecciones sindicales libres (primero en calidad de independiente y luego por UGT) y optar más adelante a dirigir su pueblo siguiendo el mismo camino de implicación con unas siglas. Y, siempre, compatibilizando sus puestos con el trabajo de mantenimiento eléctrico del Hospital San Millán.

Mirándose a ese espejo, Raúl experimentó pronto la inquietud por involucrarse en la política. A los 24 años se integró fugazmente en Juventudes Socialistas donde, aunque no participó activamente, siguió pagando las cuotas hasta los 30 mientras su ilusión se iba desgastando. La llama se apagó definitivamente en una fecha muy concreta: el 12 de mayo del 2010. Los recortes anunciados aquel día por José Luis Rodríguez Zapatero sobre la tribuna del Congreso con la crisis ahogando al país acabaron de defraudarle. «Aquello fue muy doloroso, la renuncia a la misma esencia de los socialistas», dice.

A su padre también aquello le dolió «en el alma», aunque sus resquemores venían de más atrás. «Había cosas que no me gustaban, mucho trepa, demasiada hipocresía... vi que para darme de cabezazos contra la pared una y otra vez ya no merecía la pena», comenta con un punto entre nostálgico y crítico.

La reconciliación de Raúl con una nueva forma de hacer política llegó con Podemos, cuando el partido era aún un fenómeno difuso liderado por un tal Pablo Iglesias y el hijo del exalcalde de Alberite empezó a gestar su embrión también en La Rioja. Luis Ángel asume el giro de su hijo -«si te cierran las puertas hay que poner otras nuevas y mi experiencia es que para cambiar las cosas tienes que estar dentro, nunca fuera»- aunque confiesa que la noticia no le sentó nada bien. Y no por una cuestión ideológica, sino personal. «Mi mayor miedo no son los sinsabores que va a tener que sufrir sino que se pierda la infancia de su hijo Martín, que ahora tiene dos añitos, como yo me perdí la suya entre plenos y reuniones interminables».

Ni siquiera el adjetivo de 'casta' contra partidos clásicos como el PSOE que Podemos tiene por bandera desde su irrupción incomoda a Luis Ángel. «Eso sólo es un eslogan, una manera de definir a los que llevan 14.000 años en política y se niegan a abandonar la poltrona porque no saben hacer otra cosa», interpreta el padre. «Claro que ni él ni la gente honrada que seguro que hay en todos los partidos son 'casta', sino aquellos que viven en una élite social y empresarial y usan el cargo para acumular privilegios que no merecen e incluso utilizar luego la puerta giratoria», añade el hijo.

Dilema familiar en las urnas

El caso de ambos no es singular en las filas de Podemos. Sin ir más lejos, Sara Carreño, la contrincante de Ausejo en la pugna vivida en las últimas fechas por la secretaría general en La Rioja es hija del portavoz socialista en el Ayuntamiento de Oviedo. Y, como entre ellos, en los Ausejo se augura un conflicto familiar el próximo 24 de mayo cuando las urnas llamen a decantarse por la sangre o por las siglas. Luis Ángel descarga el dilema de dramatismo. «Yo votaré al partido del hijo porque le conozco muy bien y sé de su convicción y honestidad, aunque por sentimiento seguiría como toda la vida dando mi apoyo al PSOE a pesar de algunos de sus líderes». Obviamente, Raúl no tendrá dudas al escoger la papeleta. Ni le molestará que le recuerden sus orígenes socialistas. «No soy amigo de etiquetas; prefiero juzgar a la gente por los hechos y nuestra idea es devolver la democracia real al ciudadano, hacerle partícipe en las decisiones».

El otro afán que comparten es la urgencia de un nuevo tiempo en La Rioja para solventar los problemas que, también coinciden, remiten a un nombre propio: Pedro Sanz. «Su forma de gobernar y tener el control de todo me recuerda a las SS», sentencia sin rodeos Luis Ángel, mientras Raúl denuncia como «tras 20 años de gobierno el PP ha perfeccionado esa red clientelar que todo lo ahoga». «Ha llegado el momento de cambiar», remachan antes de irse a comer juntos y volver a discutir más de política que por el menú.

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