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José Ignacio Wert e Íñigo Méndez de Vigo. :: efe
La 'ley Wert' suspende su propia reválida

La 'ley Wert' suspende su propia reválida

Tras la llegada de Méndez de Vigo, la Lomce queda como una versión descafeinada de su propuesta original

BORJA ROBERT

Miércoles, 4 de mayo 2016, 00:29

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Aunque la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) sigue en vigor, cada vez se parece menos a lo que concibió su principal impulsor, el exministro José Ignacio Wert. Uno de sus aspectos más polémicos, la evaluación externa y homogénea de todos los estudiantes de España que terminan un ciclo -Primaria, Secundaria o Bachillerato-, va camino de quedarse en su mínima expresión. Apenas en una reválida, en un examen final que determine quién puede pasar de curso u optar a una plaza en las universidades públicas. E incluso esto último está por ver.

LOS CAMBIOS EN LAS REVÁLIDAS

  • Evaluación 6º de Primaria

  • Wert

  • Esta evaluación se concibió como una prueba diagnóstica -sin efectos académicos- que midiese el nivel de competencias de todos los alumnos de España que concluyen Primaria, al estilo PISA.

  • Méndez de Vigo

  • Pese a la insistencia de que la prueba está en la ley, ocho comunidades han anunciado que no realizarán la prueba este curso y denuncian su «coste emocional y económico».

  • Prueba de 4º de ESO

  • Wert

  • La prueba estaba prevista como un examen único para todo el país, organizada por el Ministerio, a celebrarse el mismo día, con unas 350 preguntas tipo test que midiesen la capacidad de resolver problemas.

  • Méndez de Vigo

  • A falta de una reunión la próxima semana, el Ministerio ahora baraja implicar a las comunidades en la elaboración de la prueba y hacerla más parecida a los exámenes que los alumnos ya realizan durante el curso.

  • Examen de 2º de Bachillerato

  • Wert

  • La Lomce pretendía crearun examen final, también común a todos los estudiantes del país, que supusiese un 40% de la nota media y que las universidades, por su parte, creasen sus propias pruebas de acceso.

  • Méndez de Vigo

  • El Gobierno y los campus han pactado que el examen final de Bachillerato sea básicamente igual que la Prueba de Acceso a la Universidad y que no existan requisitos adicionales para acceder a la educación superior pública.

  • Clasificaciones de centros

  • Wert

  • Una de las apuestas más fuertes de la Lomce era promover la publicación de los resultados obtenidos por los estudiantes en las pruebas de fin de ciclo y la elaboración de rankings de centros en base a estas clasificaciones.

  • Méndez de Vigo

  • Tras las protestas de doce de las diecisiete comunidades y un informe del Consejo Escolar del Estado, la norma ahora contempla que los resultados de estas pruebas no puedan usarse para elaborar rankings de centros.

La Lomce contempla tres evaluaciones externas inspiradas en las pruebas del Informe PISA -que evalúa las competencias matemáticas, lectoras y científicas de los estudiantes de los países de la OCDE-. Estaban pensadas para ser una prueba común en todo el país con la que diagnosticar el estado de la educación española y, de paso, mejorar los resultados internacionales. Y pese a las fuertes críticas de la oposición y la comunidad educativa, con Wert al frente del Ministerio de Educación nada se movió ni un ápice. Tras la llegada de Íñigo Méndez de Vigo, sin embargo, todas se han difuminado.

La de Primaria, que se pone en marcha en los próximos días, no permitirá comparar los resultados de distintos centros educativos, pese a que este era uno de sus principales cometidos, tras un informe a favor de este cambio de parte del Consejo Escolar del Estado. La de Secundaria, según un borrador aún provisional, deja de ser tipo test e idéntica en todo el país. La de Bachillerato, que supuestamente debía ser independiente de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), se convierte de facto en la nueva selectividad tras un acuerdo entre los campus y el Ministerio.

Pese a que la Lomce trató de blindar su puesta en marcha fijando su calendario de aplicación en el mismo texto de la norma, puede que ninguna de las tres reválidas se lleve a cabo como proponía la norma. Pese a que es inminente su puesta en marcha, hasta ocho comunidades han asegurado que no realizarán la evaluación de Primaria. Algunos -como Navarra, Cataluña y País Vasco- alegan un conflicto competencial entre Estado y autonomías. Otras, con el PSOE en el Gobierno, se oponen a hacerlas sin discutir con Méndez de Vigo el cómo. El próximo viernes 13 están convocadas a una conferencia sectorial para discutir, supuestamente, de las pruebas de Secundaria y Bachillerato. Probablemente, también para desbloquear el desarrollo de esta reválida, que no tiene efectos académicos.

Las reválidas de los ciclos superiores, que la Lomce prevé que empiecen al final del próximo curso -aunque de forma provisional durante un año-, también están en el aire. Todos los partidos excepto el PP han prometido derogar la Lomce si se formase un gobierno alternativo. Por eso, el último borrador de la prueba de Secundaria acerca posiciones con las doce comunidades críticas y rebaja los postulados originales de la ley. Ya no será igual para todos, ni el mismo día, ni exclusivamente de tipo test, ni servirá para hacer clasificaciones de centros educativos. Sus contenidos, además, se fijarían cada año en una comisión compuesta por el Gobierno y las consejerías autonómicas de Educación.

Limbo educativo

Y ni así queda exenta de polémica. Tal y como está recogido en la norma, los estudiantes que suspendan la reválida de Secundaria -al final de 4º de la ESO- en sus convocatorias ordinaria y extraordinaria quedarían en un limbo educativo aún por resolver. En principio no podrían repetir curso, ni acceder a Bachillerato, ni a los ciclos de formación profesional medio o superior, incluso aunque hubiesen aprobado todas las asignaturas durante el último curso. «Si suspende un diez por ciento de los que se presentan y no titulan, ¿Qué hacemos con ellos? ¿A la calle?», se cuestionó Alberto Arriazu, presidente de la Federación de Asociaciones de Directores de Instituto (Fedadi), en declaraciones a Europa Press.

Aun así, y pese a los numerosos cambios conceptuales que ha sufrido la Lomce desde que Méndez de Vigo se hizo cargo de la cartera de Educación, muchas de sus novedades ya están implementadas. La prueba diagnóstica de 3º de Primaria -similar a la de 6º- ya se ha celebrado por segunda vez, la última con pocas protestas. La asignatura de religión ha pasado a ser de oferta obligatoria en Bachillerato y a contar para la nota media -lo que ha multiplicado por dos el número de matriculados ya que tiene el mismo valor para la calificación final del alumno que otras asignaturas como matemáticas o inglés, aunque estas supongan más horas lectivas-. Los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) han dado paso a la Formación Profesional Básica. La FP Dual ha entrado en vigor. Y los currículos nuevos, con matices, también han llegado a las aulas de todo el país.

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